El partido está en la prórroga y tú ya te estás frotando las manos porque esa apuesta imposible está sucediendo y vas a dar el pelotazo de tu vida, pero de repente… DRAMA MÁXIMO. Un equipo marca un gol en la última jugada y tu dinero se esfuma más rápido que un cubata en manos de Ronaldinho y ahí empiezas a sentir una serie de sensaciones que más te vale conocer para que perder una apuesta no se convierta en un trauma que te amargue tu carrera de apostador.

  1. Fase de negación 
  2. La ira 
  3. La negociación
  4. La depresión 
  5. La aceptación 

Fase de negación 


Esto es lo primero que te va a pasar, vas a negar lo ocurrido. Simplemente vas a estar unos minutos en los que no vas a asumir que eso ha pasado. Crees que van a pitar fuera de juego, que va a hacer algo el VAR o que esa jugada va a desaparecer del partido como si fuera un truco de magia. Pero no, eso no va a pasar y cuando antes te des cuenta antes pasarás al siguiente punto. 

La ira 


Ya te avisamos que te vas a cabrear MUCHO. Así que si eres de romper cosas cuando te enciendes intenta no tener objetos de valor cerca o te veo reventando tu móvil contra el suelo y dejarlo más roto que tu autoestima. Bastante duro es perder la apuesta como para ponerte a reventar cosas, mejor grita, salta, escribe insultos en twitter y haz lo que sea necesario para soltar esa frustración que llevas dentro. Créeme, lo necesitas para ir a la fase 3. 

La negociación


Después de soltar la rabia es cuando empezamos a calmarnos y estamos en la fase de negociación. En este momento empezamos a imaginar todo lo que podríamos haber hecho para no haber perdido esa apuesta. ¿Qué habría pasado si habría aceptado el cobro anticipado? ¿Y si hubiera apostado por el otro equipo? En esta etapa estamos tranquilos porque nos imaginamos en ese momento antes de hacer la apuesta, es decir, como si no la hubiésemos perdido. Pero sí, la hemos perdido y cuando nos demos cuenta pasaremos a la fase 4. 

La depresión 


En esta etapa vuelves recibir una señora ostia de realidad ya que dejas de pensar chorradas y te das cuenta de que has perdido la apuesta y no hay manera de corregirlo. Vamos, que eres 100% consciente de que nunca ganarás la pasta y todos los planes que te habías montado en la cabeza no van a suceder. Y claro, la amargura se apodera de ti y para superarlo decides escuchar esa playlist que te deprime todavía más. Tranquilo, ya estás más cerca del punto 5. 

La aceptación 


Y después de todo esto lo aceptas y te das cuenta de que para apostar hay que perder. Por suerte, poco a poco, vas recuperando el optimismo y piensas que seguro que la próxima ganas el mismo dinero o más

Conclusión:

Lo sabemos, somo más pesados que Ronaldo el gordo en brazos, pero no nos cansaremos de repetirte que esto es un juego y más te vale asumir que perder formar parte de esto. Tú solo piensa que cuanto más pierdas, más aprendes y más posibilidades tienes de no parar de ganar.