22 de noviembre de 2015 - 20:38 - Alberto Plaza

Las tres claves de la debacle madridista

La estrepitosa derrota cosechada por el Real Madrid en el Clásico ha dejado muy tocado al conjunto blanco en todos sus frentes. Directiva, entrenador y jugadores fueron señalados en un partido para olvidar que concluyó con una sonora pitada, algo que empieza a ser frecuente en el Bernabéu debido al mal juego que los merengues vienen desplegando en las últimas semanas. Por ello, hemos querido pasar a analizar las tres claves de la triste imagen que registró el cuadro de Benítez en uno de los derbis que más ha dado de qué hablar en los últimos tiempos.

Alineación equivocada

El clamor popular superó a la libreta de Rafa Benítez. Existía mucha expectación para conocer los once hombres que saltarían al césped del Santiago Bernabéu de inicio, y es que la vertiente defensiva que venía firmando el técnico madrileño con la presencia indiscutible de Casemiro en las últimas jornadas desapareció en el día de ayer. Así, Modric y Kroos fueron los encargados de ocupar el mediocentro, mientras que James y Benzema aparecieron junto a Bale y Cristiano en la punta de ataque, demasiados jugadores en líneas avanzadas que poco o nada ayudaron en las tareas de elaboración de juego y que, además, apenas habían coincidido en el campo en este curso debido a las numerosas lesiones sufridas.

Se sabía que Rafa Benítez iba a ser castigado hiciera lo que hiciera, pero la sensación del aficionado madridista es la de que su entrenador pecó de falta de liderazgo y personalidad al renunciar a su estilo justo en ese tipo de encuentros en los que probar cosas nuevas suele acarrear una sonrojante derrota. El 0-4 ha dejado muy tocado al técnico madrileño en cuanto a la confianza de la parroquia blanca, pero directiva y jugadores se han posicionado a su favor, lo que le permitirá reconducir una situación que, por ahora, no pinta nada bien.

Diferencia abismal entre líneas

Criticar la alineación a toro pasado es muy sencillo, sobre todo viendo el resultado del experimento, pero donde mejor quedó demostrado que Rafa Benítez no había dado con la tecla fue en el transcurso del propio partido. A pesar del prometedor arranque registrado por los madridistas, en el que consiguieron pelear la posesión de la pelota con el Barcelona, fue a partir del primer gol culé cuando el cuadro blanco se partió por la mitad. Con una defensa muy adelantada, sorprendió ver a Modric y Kroos ubicados en la misma línea que Sergio Ramos y Raphael Varane, una medida que podría haber obtenido resultados en caso de que los laterales hubieran aprovechado su largo recorrido y de que los jugadores de ataque hubieran bajado a recibir el balón para trazar jugadas con un buen número de efectivos.

En su lugar pudimos ver una línea de mediocampo huérfana, con James, Bale, Cristiano y Benzema muy adelantados y el resto de compañeros buscando soluciones prácticamente en la medular. Obviamente, esa fórmula no funcionó, más teniendo en cuenta que Luis Enrique cambió su habitual 4-3-3 por un 4-4-2 en el que Sergi Roberto ofreció su apoyo tanto en la destrucción de juego como en las tareas de elaboración.

Sorprende que un jugador como Busquets, habitual destructor de juego en el cuadro azulgrana, ayer pasara desapercibido, un hecho que viene a confirmar la mala disposición de los jugadores blancos en el terreno de juego.

Falta de actitud

Por ahora hemos responsabilizado a Rafa Benítez del desastre del Real Madrid, pero es obvio que los jugadores no dieron la talla en el terreno de juego. En ningún momento se notó una reacción por su parte, y el hecho de que la catástrofe se acercará no provocó que los merengues se pusieran el mono de trabajo para aportar algo más de creatividad por sus propios medios. Las ayudas en defensa escasearon, así como la búsqueda de otras medidas para crear peligro que no fueran a base de pelotazos o jugadas individuales.

Cierto es que Claudio Bravo realizó una serie de paradas espectaculares que podrían haber llevado el partido por otro camino en caso de que los blancos hubieran materializado algún tanto, pero sólo con la salida de Isco se empezaron a ver destellos de buen fútbol en el Bernabéu.

Aun así, la actuación individual del malagueño era insuficiente debido a la apatía de sus compañeros, y precisamente fue el propio internacional español quien fue expulsado por una patada a Neymar en la que se evidenció la impotencia del jugador blanco, quien sabe si por el resultado o por la nula aportación de sus compañeros. Una agresión jamás podrá ser justificada, pero quizá ese acto fue la mayor demostración de amor propio en un equipo que saltó al partido más importante del fútbol español sin alma ni espíritu competitivo.

Veremos si el 0-4 marca un antes y un después en el seno madridista, ya que tanto entrenador como jugadores han coincidido en que ahora es momento de reflexionar y mantenerse unidos, aunque el ruido generado desde que Benítez llegó al Real Madrid podría ser irreversible a estas alturas si es que es cierto que los pesos pesados de la plantilla merengue no comulgan con las ideas del entrenador madrileño. Sólo el tiempo y los próximos resultados dirán si existe una reacción rápida o una muerte lenta y dolorosa.

Agresión de Isco a Neymar

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